Marcelo Arce: «De Tchaicovsky a U2»
Marcelo Arce: «De Tchaicovsky a U2»
El jueves 4 de abril vuelve al Centro Cultural el prestigioso divulgador musical con un espectáculo que une a dos referentes de la música universal. Entradas anticipadas $400, con descuento $350. Dia de la función $450 y $400 respectivamente.
El «maestruli» descubre y describe a los mejores músicos del planeta y cuenta vida y obra de los artistas, similitudes y diferencias.
Las entradas anticipadas se encontrarán a la venta en boletería del Centro Cultural Provincial, a partir del 18 de febrero, de lunes a viernes de 14 a 21 h., con un valor de plateas a $ 400, mientras que estudiantes, jubilados, docentes y amigos del Centro Cultural Provincial abonarán $ 350. El dia de la función las generales tendrán un valor de $450 y $400 con descuento. También se venden abonos para las dos funciones a $ 700 y $ 600 respectivamente. Las entradas también se pueden adquirir por sistema Ticketway.
Desde 2007, en distintas salas y teatros de Capital y el interior, con masiva convocatoria, Marcelo Arce presenta siempre los nuevos espectáculos en el Ciclo Clásico y Moderno desde hace 25 años, con éxito de crítica y público. Y siempre con cambios, novedades. De manera diferente, y adecuándose a los espectadores. Luego de la exclusividad del Teatro Astral, pasa otros Teatros y salas del interior.
Ha encontrado otra manera de acercar a la música, confluyendo generaciones. Se descubren innumerables puntos de encuentro entre lo popular y lo clásico, lo moderno y lo académico. Entre el jazz y el barroco, entre el rock y el romanticismo, entre el tango y el modernismo, etc. demostrando las conexiones entre la música clásica y otros clásicos de la música universal, combinando distintos estilos y géneros. Incluso, páginas célebres de los clásicos remixadas por el jazz o el rock. Por ej.: un Concerto barroco armado con temas de Los Beatles. O ellos en un ensayo de voces solas: esta rareza es uno de los puntos culminantes de la función, explicando la impresionante técnica que poseían.
Igual sucede con Queen: después de apreciarlos en la pantalla cantando junto al resto del Grupo Queen y la Sinfónica de Londres, la Diva Montserrat Caballé y el genial Freddie Mercury en el tema que compuso especialmente para que refleje un dúo de ópera verista: How Can I Go on Live (¿Cómo puedo seguir viviendo?).
Y entre las rarezas: un Concierto para piano y orquesta, Nº 23, de Mozart, resurge en la misma obra -cuya partitura quedó incompleta, sólo está el enternecedor Adagio- que Wolfgang escribió por encargo de un turco -recordemos que Viena estuvo sitiada muy cerca, rodeada, por los turcos.
Convivían. Entró el café y se hizo célebre el “café vienés” y hasta Sofía, la cuñada del niño prodigio gigante de la Historia, se casó con Abdul Haibl. Según -dicen- experto en oud (futuro laúd) le encargó y pagó para que Mozart lo arreglara para agregar otro solita además del piano. El oud. ¿Por qué quedo inconclusa? Porque ese intérprete murió víctima de una epidemia. Allí terminó este original encargo.
El inmenso Gloria para 150 coreutas y orquesta que integran la Missa Solemnis de Beethoven, tendrá un paralelo en el Gloria de la Missa Luba, que es una adaptación de la misa latina pero basada cada parte en ritmos del Congo. El Gloria deriva del ritmo de Katanga.
La fantástica soprano Anna Netrebko resaltará con su aria en una impactante puesta de La Sonámbula de Bellinni. Aquí el paralelo exacto de “actuar con la voz” es Mina y un tema bárbaro donde ella se mimetiza con la gran orquesta sinfónica.
Chopin le confesó a Georges Sand que su obra más bella es la “Krakowiac” para piano y orquesta. Resaltamos que tocan con instrumentos de época y la posición del solista como se hizo en la Sala Pleyel del estreno. Y el piano solista es el de Chopin.
Édith Piaf demostrará su Arte con Himno al Amor y La vie en Rose. Pero hemos armado un clip especial, donde se fusiona con planos de orquesta clásica y el “ensamble de salón” de su París de entonces. Luego se unirán, como retroalimentándose, el famosísimo y melancólico movimiento Largo de la Sinfonía Nº 9 “Del Nuevo Mundo” de Antonin Dvorak, con uno de los Negro Spirituals que Dvorak escuchó en Iowa durante su primera estada como director de la Escuela de Música de Nueva York. Ese “negro spiritual” se refleja en el gigantesco coro de hombres negros, dos sopranos ya en el bronce como Kathleen Bates y Jessye Norman, que en este tema arrollador y rítmico, sacan “fuegos artificiales” con las voces. Una va escalando encima de la otra hasta llegar a lo más agudo, como el vértice de una pirámide.
Llega una cumbre de la mano de Richard Wagner con la dirección de Barenboim. Pero es también otra rareza. Interpretan -seguramente en estreno- la versión del Preludio de Los Maestros Cantores de Nürenberg, que Wagner redujo, mucho después del estreno, para el Festival de Bayreuth.
Y a Nürenberg como en un sueño de gran colorido y enfáticos ritmos, la recrea el perfeccionista de Vangelis. ¡Maravilloso!
Puccini trae una canción de juventud -tan bella, que le reproduce en el tercer acto de La Bohème. Se llama Sol y Amor. ¡La canta el grandioso Pavarotti!
Siempre original, virtuoso y aventurero, trazando toques grandes de vanguardia, el violinista David Garrett y la Filarmónica de Viena, deleitarán con el aparentemente barroco y a la vez romántico Concerto Grosso que el compositor Karl Jenkins en 1995 dedica al arquitecto supremo del s. XVI, Andrea Palladio.
Maurice Ravel compone un Blues como segundo movimiento de su Sonata para violín y piano Nº 2, con la obvia influencia de su amigo George Gershwin, quien traerá al espectáculo tres minutos de perfección absoluta. Todos se van ese domingo a un picnic en Kitiwah, la isla cercana, con sus mejores ropas: ¡algarabía general! Con la enorme orquesta que exige la primera auténtica ópera negra: Porgy and Bess.
El inefable Louis Armstrong nos ofrecerá Un Mundo Maravilloso con su quinteto… pero ¡hemos agregado la orquesta de otra grabación del mismo año!, que nunca pudo registrar Armstrong y allí quedó, sin su icónica voz.
Una leyenda sajomna muy antigua conectará dos momentos fabulosos, creados por una lado por Richard Strauss y su sonido súper sinfónico. Y por otra parte, Los Beatles la convierten en uno de sus hits, tan emocionante como profundo.
Esencialmente es descubrir la obra y saber qué describen, qué historia narran.
Sin términos técnicos, en el modo más simple. Por eso Arce (que en 2019 cumple 44 años de trayectoria) insiste en su lema: «Estos espectáculos son para todos los que aman la música». No deben «aprender ni memorizar ni apuntar nada”. Porque es un show.
Y siguiendo el método tradicional en sus presentaciones, guiará la música, orientando al espectador.
Dijo La Nación: «Para muchos ha sido un personaje providencial, de esos pocos capaces de establecer en las vidas de las personas un antes y un después… Ya es un clásico imperdible… Él se ha convertido en uno de los grandes animadores culturales de Buenos Aires.»
Mientras Buenos Aires Herald lo calificó como “The Music Man”, Clarín lo definió como “El divulgador” señalando: “Arce revela los códigos musicales…”